Carolina Cosse contra el diálogo social que propone el FA “no es la papeleta” del PIT-CNT, sino la reforma del gobierno
La intendenta de Montevideo, una de las precandidatas del Frente Amplio, entiende que, en un país que “ya tiene más de 40 presidencias ejercidas por hombres”, “es tiempo de que una mujer tome esa responsabilidad”
En una de las mesas de su despacho, Carolina Cosse tiene dos libros que hablan de la vida de Marie Curie, que, según ella, consulta “cada tanto”. Curie era física y la intendenta de Montevideo es ingeniera; como tal, es pragmática, y por eso asegura que su campaña en la interna del Frente Amplio (FA) se basará en “la realidad”, porque “la gente no precisa relatos ni declaraciones: precisa hechos, precisa acciones”.
¿Cómo definirías el menú de precandidaturas del FA?
Somos cuatro compañeros, a los otros tres los quiero mucho. Creo que va a ser una campaña unitaria muy frenteamplista, a tono con las necesidades de Uruguay.
¿Creés que en ellas están representadas todas las sensibilidades que hay dentro del FA?
Yo no separaría al FA en una colcha de retazos de sensibilidades ni diría que “a uno le toca su conjunto, a otro le toca su conjunto”; creo que somos todos frenteamplistas y cada uno tiene su impronta, cada uno tiene su trayectoria y sus interpretaciones. Es muy difícil, no podría dividir las sensibilidades del FA.
Sí es cierto que el FA es una coalición integrada por distintos sectores que representan a diferentes electorados.
El FA es mucho más que los sectores. El FA es un partido maravilloso y muy difícil de definir por la presencia de las bases en sus órganos de dirección, por la presencia porfiada y acertada de los comités como punto de presencia territorial y también por una enorme participación digital que se da; entonces, es una mezcla muy interesante.
¿Cuáles considerás que serían los diferenciales de tu candidatura?
A mí no me gusta hablar de diferenciales, me gusta hablar de qué propongo yo, por qué acepté la precandidatura, por qué quiero ser presidenta de la República. Los diferenciales tienen que ver con una estrategia de campaña, que es otra cosa, que es algo que iremos viendo; es algo que también tiene que ser muy natural. No me nace tener una estrategia calculada para la campaña. Yo quisiera cambiar la realidad, transformar Uruguay, y a lo largo de mi vida y de mi experiencia política he aprendido bastante. Cuando me tocó ser la presidenta de Antel, bajo el gobierno de Pepe [Mujica], durante cinco años generamos una estrategia con la empresa, generamos planes sistémicos y cambiamos completamente la matriz de telecomunicaciones de Uruguay. Después me tocó integrar un consejo de ministros y aprender sobre una visión mucho más integral de la realidad. También me tocó ser senadora durante la discusión de la ley de urgente consideración (LUC), donde aprendí muchísimo de la importancia de las cuestiones que a veces parecen que no afectan la vida cotidiana de las personas, pero que en el mediano y el largo plazo te pueden cambiar la vida. Después como intendenta de Montevideo he recorrido y trabajado sobre toda la realidad con equipos muy grandes y he constatado, una vez más, que aun en condiciones restrictivas, si hay un rumbo político, si hay un afán de trabajar en equipo y si hay mucha comunicación y participación ciudadana, las cosas se pueden hacer.
¿Creés que el hecho de ser mujer aporta una sensibilidad distinta? ¿Cuál?
Siempre ha sido el tiempo de las mujeres, pero no ha sido siempre la realidad de las mujeres. Las mujeres siempre tuvimos derecho a votar; sin embargo, votamos desde la primera mitad o primera mitad tardía del siglo XX. Fuimos las últimas en tener derecho a votar, fuimos las últimas en lograr llegar a la Universidad de la República y estamos siendo las últimas en llegar a la presidencia. Este país ya tiene más de 40 presidencias ejercidas por hombres, es tiempo de que una mujer tome esa responsabilidad.
Se te ha puesto la etiqueta de ser la precandidata que está “más a la izquierda” dentro del FA, ¿creés que es así?
Me parece peligroso el asunto de las etiquetas, en la política y en la vida. A mí me plantearon la candidatura una veintena de sectores diversos y después el plenario del FA. Yo he pregonado y actuado por la unidad del FA y he actuado en las más diversas situaciones. Yo soy frenteamplista y soy unitaria, y me interesa primero que nada el proyecto para Uruguay.
Hay frenteamplistas más a la izquierda que otros, ¿o no?
A veces sí, a veces no. A lo largo del tiempo me he munido de posturas de un lado y del otro. Yo creo que lo que hay en el Frente es diversidad, pero competir por quién está más a la izquierda, más allá o más acá, me parece que es una cosa un poco en vano. En el caso de mi precandidatura, dentro de unos días es el lanzamiento del sector socialdemócrata que están llevando adelante Pablo Ferreri y Rafael Michelini, y la verdad me siento muy cómoda, porque así es el FA.
Has hablado de que el programa del FA es un “programa de valores”, ¿cuáles son esos valores?
Lo primero es que son valores humanistas que ponen lo mejor del ser humano, y lo mejor del ser humano en comunidad, en el centro. Solidaridad, justicia, derecho a la felicidad, democracia, libertad, todo eso está expresado muy claramente en el programa que ahora se va a terminar de ajustar para el Congreso.
Capaz que si le preguntas a alguien del Partido Nacional te puede decir “yo coincido con todos esos valores”.
Me parece genial. El mismo viernes en que aceptaba mi precandidatura les pedí a todos los militantes defender las ideas y los principios con firmeza, con claridad, pero con enorme respeto por los que piensan diferente. Eso estoy convencida de que tiene que ser así, porque al final del día todos queremos lo mismo, o al menos la enorme mayoría de las uruguayas y los uruguayos queremos lo mismo; el asunto es quién resiste en la historia los hechos que avalan eso. La gente no precisa relatos ni declaraciones: precisa hechos, precisa acciones.
¿Te parece que algunos de los hechos de este gobierno no están en consecuencia con estos valores?
No es que me parece, la realidad lo dice a gritos. En los temas de seguridad no hay barrio ni de Montevideo ni del interior que no tenga problemas que han sido una explosión por la falta total de estrategia por parte de este gobierno, con idas y venidas, viviendo situaciones que nos dan escalofríos. Los problemas de salud, por ejemplo... Hoy la gente tiene que hacer una peregrinación para conseguir los remedios, y estoy hablando de mucha gente. No es que yo opine, es la realidad.
Lo que se habla también desde el FA es que la campaña no tiene que ser sólo recordando lo que se hizo en los 15 años de gobierno, sino también plantear el Uruguay del futuro, ¿por donde te imaginás que tiene que ir Uruguay desde 2025?
Primero, ese Uruguay de 2025 tiene que atender los temas del presente de 2025; hay una enorme cantidad de temas, como dije, que van a necesitar una acción rápida inmediata. Después otra cantidad de desafíos que tiene Uruguay hacia el futuro: cambio climático, sostenibilidad, matriz productiva. Por ejemplo, la gran novedad en nuestra matriz productiva fue descubrir la importancia de los servicios y del turismo, y eso estuvo muy bien. Sin embargo, vino la pandemia y al turismo lo hizo pomada, ¿qué quiere decir esto? Que si uno tiene una matriz productiva que no es lo suficientemente diversa, expone flancos frente a la incertidumbre que conlleva el mundo. Tenemos que preparar a nuestros jóvenes para trabajos nuevos que ya hay y prepararlos para las necesidades de América Latina. Toda la región está muy mal preparada para los temas de ciberseguridad; Uruguay también está mal preparado y yo veo ahí una enorme oportunidad de trabajo para miles y miles de jóvenes, trabajando ya no para Uruguay, sino desde Uruguay para América del Sur. Creo que sí, que hay que mirar el futuro, y el futuro también es considerar todo el tiempo el ambiente, lo que además genera nuevos trabajos.
Sobre el plebiscito contra la reforma de la seguridad social, ¿tenés una posición tomada? ¿Qué es lo que vas a hacer?
Hablé con mis compañeros y decidimos que haga pública mi posición después del Congreso.
Más allá de la posición personal, ¿qué opinás de las objeciones técnicas que hay sobre la papeleta? Por ejemplo, sobre la rigidez que implica una propuesta de este tipo en la Constitución.
Eso lo voy a decir cuando me exprese. De cualquier manera, creo que con o sin papeleta lo que va a tener que suceder es un diálogo social profundo que tendrá otras condiciones de borde, pero que va a tener que ser muy profundo.
Pero condiciona el diálogo social tener una propuesta como esta.
Son condiciones de borde. La peor condición que tiene el diálogo social no es la papeleta, es esta ley. Esa es la peor condición que tenemos.
¿Tenés un grupo de asesores cercanos en temas de comunicación o de marketing, teniendo en cuenta lo importante que se ha vuelto esto en las campañas políticas?
No. Es un equipo e incluso con los sectores hay una dinámica de yo escuchar mucho y después, con libertad, ir definiendo caminos y demás.
¿Cuáles van a ser los ejes principales de la discusión política el año que viene?
Yo voy a hablar de la realidad.
La realidad es muy compleja.
Yo conozco bastante la realidad y no la conozco por mérito mío, la conozco por mi trabajo, así que voy a hablar de lo que le está pasando a la gente en los distintos lugares y de lo que yo creo que la gente se merece; ese va a ser mi eje.
¿Y los énfasis del FA dónde tienen que estar?
Cuando un frenteamplista no sabe qué hacer, lo que tiene que hacer es ser genuino y mirarse y juntarse con otro frenteamplista. Los frenteamplistas en su conjunto son el FA; el FA no es una cúpula, no es un conjunto de dirigentes. Entonces tenemos que ser genuinos, defender nuestras ideas, nunca continuar el camino de violencia. De lo que sí voy a hablar es de una necesaria nueva forma de gobernar.
¿En qué sentido?
En el sentido de que los temas no son de un ministerio, los temas son de la gente y, por lo tanto, lo que hay que hacer es armar equipos verdaderamente multidisciplinarios y tener una gran presencia territorial. Acá en la intendencia en cada cosa que encaramos hay todo un equipo enorme de gente de distintas áreas que, además, tiene contacto territorial sistemático. En muchas cosas de la realidad, uno de los capítulos del problema es la articulación, entonces el desafío de la necesaria articulación se tiene que dar.
¿Qué errores no debería cometer el FA?
Separarnos de la gente. Creo que no deberíamos encerrarnos en una discusión entre nosotros y separarnos de la gente. Creo que esa conclusión mía es unánime en el FA y creo que es muy sano que tengamos esa discusión, porque ahora estamos todos con la energía donde la tenemos que tener, que no es en nosotros mismos, sino en los problemas de la gente.
¿Es una ventaja para el FA definir la fórmula la misma noche de la interna?
Sí, porque va a ser el resultado de una expresión más de la unidad: estar atrás de un proyecto.
Otro tema que está en la agenda es el proyecto de ley de financiamiento de partidos políticos, ¿te parece necesario?
Absolutamente. Lo vengo diciendo desde hace dos años. Si queremos hacer algo por la transparencia, la ley de financiamiento de los partidos y fortalecer la Jutep [Junta de Transparencia y Ética Pública], que está ausente en todos los escándalos que están pasando, también me parece que habría que repensarla. No creo que tenga que tener una dirección política, creo que tiene que tener una dirección técnica, independiente, quizás colegiada, eso se verá, pero creo que sí tiene que haber una ley de financiamiento de los partidos clara, que nos dé transparencia y un ajuste de otra manera.
¿Entendés que es un riesgo que el narcotráfico se meta en la política uruguaya?
Bueno, hablando de la realidad, creo que está metido en Uruguay. En los barrios, descomponiendo una parte importante de la sociedad, truncando la vida de la gente.Tenemos un problema. En la política ojalá que no, pero por eso tiene que haber una ley de financiamiento de los partidos.
Yendo al plano internacional, ¿cuál es tu análisis del triunfo de Javier Milei en Argentina?
Yo tengo que ser muy respetuosa. Como Argentina no se va a mudar y nosotros tampoco nos vamos a mudar, acá lo importante es respetar el proceso democrático, y es lo que hay que, digamos, festejar. Cuarenta años de democracia ininterrumpida, que fue una jornada sin violencia, hay un nuevo presidente electo, hay que respetar la institucionalidad y tratar de lograr en ese marco las mejores condiciones para Uruguay.
Desde el lado de Uruguay, ¿esperás que haya un cambio radical en la relación bilateral o en la relación con el Mercosur?
Hasta ahora ha sido un discurso. Son anuncios, pero las decisiones o definiciones van a venir después de que sea presidente y que esté el gobierno instalado. Veremos, no hay que apresurarse.
Si bien el de estas nuevas derechas radicales es un fenómeno que por ahora no parece asomar en Uruguay, ¿creés que el sistema político tiene que cuidarse de caer en estas lógicas?
Como dije, a los agravios y la descalificación los frenteamplistas tenemos que responder con seriedad, con firmeza, pero con respeto. Uruguay tiene una historia que es la historia de Uruguay, cuando vos empezás a contar cuál es la historia, ves que hay fenómenos que han sucedido en otros países que nosotros no los hemos vivido y otros que hemos tenido.
De llegar a la presidencia, ¿cómo serían las relaciones exteriores de Uruguay? ¿Mantendrías el reclamo de flexibilizar un poco más el Mercosur, por ejemplo?
El Mercosur es muy necesario, lo que tiene que haber es un poquito más de articulaciones. Una cosa es un acuerdo entre las cabezas de los estados o convenios firmados, y después cuando eso se va a hacer realidad para permitir que las empresas produzcan, para que comercialicen, empiezan a aparecer muchas trabas, cuestiones que están en la letra chica de los acuerdos. Eso lo viví como ministra, aprendí bastante de ese tema, y yo creo que hay que encarar los temas de detalle con frontalidad, con franqueza, y plantearlos.
¿Dónde te parece que tienen que estar los demás énfasis en los vínculos internacionales de Uruguay?
Creo que Uruguay tiene que recuperar su seriedad, su adhesión al derecho internacional, tenemos que recuperar nuestra seriedad con los índices más bajos de corrupción que han caracterizado al país, el respeto en los organismos internacionales. Uruguay es un país pequeño y, sin embargo, cuando se sienta a una mesa es escuchado, ¿por qué? Porque generó una trayectoria; los últimos hechos no están sumando en ese sentido y eso vamos a tener que reconstruirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario