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12/26/2023

Carta a mi hijo

 



Carta a mi hijo en esta navidad.


Sergio Rodríguez Gelfenstein

Hijo querido, mañana celebraremos la navidad . Nos reuniremos para la

conmemoración. Tu formas parte de una familia de múltiples creencias. La de mi madre

es judía, una parte de ella practicante, la de mi padre, católica. Igualmente lo es la de

tu mamá, que practica todos los ritos del catolicismo.

Nosotros (mis hermanos y yo) somos ateos, cada uno a su manera. Cuando era niño y

venía a Caracas a pasar vacaciones con el tío Blas cuya familia era católica practicante

e iban a misa todos los domingos, le pregunté a mi papá que debía hacer y me dijo que

lo decidiera yo, pero me advirtió que cualquiera fuera mi decisión, debía respetar a los

demás. Así, decidí ir a misa con el tío Blas y su familia y aprendí algo de las ceremonias

católicas.

Años después, cuando estaba en la secundaria, la materia “Religión” era optativa.

Nuevamente le pregunté a mi padre que debía hacer, y la respuesta fue la misma. Esta

vez opté por no asistir a esas clases.

En el entorno de mi familia materna se practicaban los cultos judíos, también conocí

algo de ellos sobre el mismo concepto aprendido: debía respetar las creencias de los

demás. De manera que en materia religiosa, mi formación fue ecléctica. Cuando a los

14 años comencé a militar en una organización política, inicié mi formación ideológica y

le pude dar sustento a lo que sería mi pensamiento. Comencé a conocer y estudiar el

materialismo histórico y el materialismo dialéctico. Definitivamente desistí de

observar cualquier religión, ahora con un sólido fundamento científico.

Cuando tu mamá me dijo que quería bautizarte, no puse reparos a que lo hiciera, pero

le requerí que no me pidiera que estuviera presente. Y así fue. El respeto que me

inculcó mi padre en materia religiosa, siempre ha estado presente en la relación entre

tu mamá y yo. Cuando nos casamos, solo lo hicimos por el civil. Ella lo aceptó. Su familia

también.

Fui yo que le dije que a lo mejor había algún rito que hiciera que, sin casarnos por el

culto católico, éste podía estar presente en el matrimonio. Así, Norberto, el cura

católico amigo de la familia, bendijo nuestros anillos. Quedamos en paz entre

nosotros y con la familia de tu mamá.


Fuimos aprendiendo que cuando hay amor, la generosidad, la capacidad de ceder, la

tolerancia y la aceptación del otro tal como es, ayudan a superar las diferencias y

permiten construir el espacio de paz y armonía que debe primar en el hogar.

Pero debemos saber que en el mundo, somos mucho más que mamá, tú y yo, mucho más

que nuestra familia, mucho más que la comunidad de la que formamos parte, mucho

más que Venezuela. Formamos parte de la gran familia humana que habita este

planeta. Supuestamente todos nacemos iguales y todos tenemos los mismos derechos,

pero eso es falso.

Mañana, cuando estemos reunidos en familia, no podremos ser totalmente felices

porque niños como tú, están siendo asesinados en Gaza. Son iguales que tú, quisieran

estar cenando con sus padres y recibiendo los juguetes que siguen la tradición católica

que dice que los reyes magos trajeron presentes para celebrar el nacimiento de Jesús.

Pero no podrán hacerlo, no podrán cenar con sus familias, no podrán recibir regalos y

no podrán ir a la escuela porque sus vidas y sus escuelas han sido destruidas por la

barbarie sionista e imperialista que usa a los judíos como excusa para desatar todo su

odio, su ensañamiento contra el pueblo palestino, en especial contra los niños.

Más de 7000 niños como tu han sido asesinados en 2 meses y medio. En esta navidad

no podemos ser totalmente felices, no podemos celebrar como si nada hubiera pasado.

Tenemos que hacernos eco de nuestra aflicción, sentir nuestro dolor, recordar y tener

presentes a esos niños asesinados y sus familias.

Debemos saber que mientras haya injusticia, es necesario seguir luchando hasta que

todos los niños del mundo puedan tener una navidad feliz, reunidos con sus padres,

rodeados de amor y de paz.

Hijo querido, en esta navidad cuando nos abracemos y cuando abras tu regalo, piensa

en todos esos niños en el mundo que no van a tener esa dicha. Cuando crezcas y seas

un adulto, independientemente de la decisión que tomes en materia religiosa, nunca

debes perder la sensibilidad hacia aquellos que sufren y que no han tenido las mismas

posibilidades que tu porque el sistema capitalista se las niega.

Toda la vida, tu padre ha intentado ser un revolucionario y vivir en consecuencia con

ello. En esto me rijo por la máxima del Comandante Ernesto Che Guevara que dijo que:

“Un revolucionario verdadero es guiado por grandes sentimientos de amor. De amor

por la humanidad, por la justicia y la verdad. Es imposible concebir un verdadero

revolucionario sin esta cualidad” .


En esta navidad, deseo que crezcas como un niño sano y fuerte, que sigas siendo como

eres: bueno, generoso, respetuoso, amoroso con tus padres, con tu familia, con tus

amigos y tus maestros y que sigas comprendiendo que el amor no surge de lo material

sino de la capacidad de tener una gran fortaleza espiritual.

También deseo que crezcas y que vivas sabiendo que en otras regiones del planeta hay

niños que sufren y que mientras ello ocurra, nunca podremos ser totalmente felices.

Te amo mucho hijo.

Caracas, 23 de diciembre de 2023.



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