Mayo 2025 – RedContactoSur
Ante el intento desestabilizador impulsado por la nueva derecha boliviana, liderada por Evo Morales, hay que denunciar con firmeza y claridad el accionar sistemático y calculado que se enmarca en lo que se conoce como un golpe blando.
El golpe blando es una estrategia de desestabilización sin armas ni tanques, basada en la manipulación mediática, la presión institucional, el hostigamiento social y la erosión paulatina de la legitimidad de un gobierno constitucionalmente electo. Esta modalidad —reconocida por diversos analistas internacionales— se caracteriza por sembrar caos, obstaculizar el funcionamiento del Estado, y paralizar las inversiones con el objetivo final de forzar una ruptura del orden democrático sin recurrir a métodos tradicionales de golpe de Estado.
En este marco, Evo Morales y sus hordas de seguidores han incurrido en acciones permanentes de bloqueo territorial, especialmente en regiones estratégicas, afectando de forma directa la economía nacional, las exportaciones y, por ende, las fuentes de ingreso para millones de bolivianos. A ello se suma un discurso de amenaza constante, con denuncias que jamás han sido presentadas formalmente ante la justicia, lo que permite inferir que su único fin es la manipulación mediática y la desinformación.
Más grave aún, Morales insiste en violar la Constitución Política del Estado, que prohíbe expresamente la reelección indefinida, principio ratificado también por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ha dejado en claro que la reelección no es un derecho humano. Sin embargo, Evo Morales persiste en su ambición personalista, aferrado a una figura mesiánica que pretende escalar nuevamente al poder como forma de evadir a la justicia.
Actualmente, Morales se atrinchera en la zona del Chapare, región que, según informes oficiales del Ministerio de Gobierno, concentra la mayor cantidad de fábricas de droga. Desde allí, protegido por sus seguidores, evade rendir cuentas por graves denuncias que incluyen presuntos delitos de trata y tráfico de personas, abuso de menores y otros delitos de orden penal, por los cuales sería considerado prófugo. Paradójicamente, fue el mismo Morales quien decía: “quien no se presenta ante la justicia es un delincuente confeso”.
Asimismo, denunciamos la complicidad de sus legisladores, que han paralizado los préstamos e inversiones fundamentales para el desarrollo nacional, anteponiendo intereses personales y de facción al bienestar del pueblo boliviano. Con su accionar, bloquean deliberadamente los caminos del progreso para alimentar el caos.
Se puede decir que esto representa una alerta a la comunidad nacional e internacional sobre esta ofensiva antidemocrática que busca quebrar la institucionalidad boliviana.
Debemos rechazar categóricamente esta tentativa de golpe blando y convocamos a la ciudadanía, a las organizaciones sociales y a los pueblos del continente a mantenerse vigilantes y firmes en defensa de la democracia.
¡La democracia no se vende ni se bloquea! ¡Se defiende con dignidad y verdad!
Lic. Rubén Suárez
Director – RedContactoSur
Mayo de 2025
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