*Evismo y fascismo, dos caras de una misma moneda*
*Alex C. Mamani*
Por: LEAT Terceros
Los últimos acontecimientos sucedidos en el país, protagonizados por grupos allegados al expresidente Evo Morales, se acercan cada vez más al fascismo europeo. ¿Le sorprende esta afirmación? analicemos por qué.
Los regímenes fascistas se organizan en torno a la figura de un “jefe o caudillo”, quien usa la fuerza para mantener un gobierno totalitarista. Hace poco fuimos testigos de ello en dos claros ejemplos que provienen de Potosí, la brutal golpiza hacia el dirigente que “botó” la silla en la que Evo iba a sentarse durante un acto cultural y, recientemente, cuando un grupo afín a Morales agredió cruelmente al presidente de la Brigada Parlamentaria de Potosí, Abelardo Colque, solo porque evidenció las obras e inversiones comprometidas y ejecutadas por el gobierno de Luis Arce para ese departamento del sur del país.
Durante la segunda mitad del siglo XX, el fascismo también mostraba una obsesión por la represión y el castigo, solo que en esa época estos grupos se denominaban “camisas negras” y ahora se llaman a sí mismos “evistas” o “radicales”.
Otra característica del fascismo es un culto a la tradición y el rechazo al cambio y la modernización. Esto es aún más claro, pues los “evistas” rechazan visceralmente a los “renovadores”, como llaman a los partidarios de Arce. Este miedo al cambio y la modernización es propio del evismo que busca mantener, a toda costa, el statu quo.
En este contexto también está la oposición al libre pensamiento y el rechazo a toda crítica hacia su régimen. Para ejemplificar esto podemos hablar de los llamados “guerreros digitales” cuya existencia estaba bien mientras servían a los intereses del evismo, pero cuya visión cambia radicalmente cuando comienzan a criticar a su caudillo. Estas críticas, que para otros políticos podrían parecer intrascendentes, para los fascistas evistas son afrentas terribles, pues atentan contra su líder. El fascismo combate y persigue cualquier tipo de oposición, venga de donde venga, sea de sus detractores o de miembros de su propio partido. Así, Morales ha expulsado sistemáticamente a todo aquel miembro del Movimiento Al Socialismo que no estuvo de acuerdo con su forma de proceder.
Hablemos ahora de la “intervención ilícita en el proceso electoral” propia del fascismo. Evo Morales intentó eternizarse en el poder cambiando la Constitución e, incluso, yendo a un referéndum, el cual perdió. Luego de perder no aceptó la decisión del pueblo y se presentó como candidato en los comicios de 2019, decisión que le costó muy caro. Luego, al ver que no pudo eternizarse en la silla presidencial, buscó nombrarse presidente vitalicio de su instrumento político y, como ya reveló, intenta presentarse a unas nuevas elecciones el 2025.
Podemos seguir y seguir, pero hasta aquí queda claro: evismo=fascismo.
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