𝗦𝗢𝗟𝗢 𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡, 𝗡𝗢 𝗘𝗟 𝗜𝗗𝗘𝗔𝗟 𝑃o𝑟 𝐺a𝑏r𝑖e𝑙 𝑅o𝑑r𝑖g𝑢e𝑧 𝑂l𝑖v𝑒r𝑎

 𝗦𝗢𝗟𝗢 𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡, 𝗡𝗢 𝗘𝗟 𝗜𝗗𝗘𝗔𝗟

𝑃o𝑟 𝐺a𝑏r𝑖e𝑙 𝑅o𝑑r𝑖g𝑢e𝑧 𝑂l𝑖v𝑒r𝑎

Terminando el mes de junio vemos que los conflictos internos dentro del MAS-IPSP no han dado tregua. Sin embargo, hemos podido observar a manera más detallada que el problema se aleja de una visión ideológica como algunos medios de comunicación empresariales y analistas de notorio corte político han buscado implantar en la sociedad en los primeros meses de conflicto masista.

Luego que la bruma de los primeros cañones artilleros ha logrado disiparse, hemos podido observar que el problema central radica en que Evo Morales y su sector social busca imponerse sobre los otros sectores sociales en un nuevo intento para retomar la presidencia de nuestro país. Esta verdad (que no hay que tener miedo en decirla) es el verdadero tema de fondo y que obviamente se ha visto a la gestión del presidente Luis Arce como un potencial adversario electoral al carecer de una propuesta o algún actor político por parte de la derecha boliviana. A partir de ello, es que ha existido hasta la fecha un modelo de desgaste a la imagen de la gestión del presidente Arce y todo su gobierno por parte de diferentes actores políticos, sectores sociales y el mismo Evo Morales al punto de generar denuncias sin presentar pruebas más que su palabra. 

El periodista Julio Peñaloza expresó textualmente en el programa Desacuerdo del pasado domingo 25 de junio:

“Evo Morales quiere ser presidente, ni si quiera candidato porque él da por descontado la elección. Esa es la madre del cordero y la pelea del MAS. No es otra.”

Lo que debemos entender a partir de esto, es que el MAS-IPSP cae en un clásico problema partidista neoliberal que se tuvo en la extinta república boliviana y referida a la diputa de espacios de poder dentro del seno del partido (uno de los conflictos más emblemáticos en ese sentido es el que tuvo CONDEPA a finales justamente de los años 90). Una de las visiones que se tenía justamente respecto al MAS es que debía ser una antitésis de los partidos tradicionales que antes manejaban Bolivia. Es a partir de ello que personas como Hervé do Alto definen al MAS como un partido político y una federación de movimientos sociales al mismo tiempo. Esto nos lleva a entender igual que el pluralismo de ideas que el propio Morales y otros voceros internos del masismo hoy cuestiona ha sido uno de los ejes paralelos para el funcionamiento armónico del MAS-IPSP desde su creación. Caer dentro de los patrones dogmáticos con que funcionaron partidos como ADN, MNR, MIR o CONDEPA llevarían solamente a entrar en sistemas caudillistas implosivos y que sencillamente destruirían los procesos revolucionarios llamados “Proceso de cambio” y “Revolución Cultural de los Pueblos”.

Entrando en un campo electoral, deberíamos empezar a ver si Evo Morales mantiene el mismo caudal de votantes como años anteriores. El año 2019 Morales obtuvo el 47.08% en las elecciones generales, siendo la cifra más baja obtenida en el record de elecciones hacia la presidencia donde participó. Este desgaste de imagen se debió a una serie de equivocaciones y escándalos que tuvieron mayor impacto en el año 2016. 

Durante estos últimos cuatro años, Evo solamente se ha dedicado a hacer recuerdo a la población sobre los mejores momentos de su gestión, sin embargo, hasta el momento no ha propuesto nada más que denuncias contra el presidente Arce. Esto obviamente puede desinflar aún más la imagen que tiene Morales ante la clase media y las bases de los movimientos sociales. Eso nos da a entender que Evo para las próximas elecciones puede lograr a tener un techo del 46% de apoyo por la población y con ello a una segunda vuelta inminente donde se podría estar hablando de su derrota de manera automática.

Si entráramos en un esquema de el MAS expulse a Luis Arce Catacora, lo convertiría inmediatamente en el candidato Outsider con mayores oportunidades para volver a estar en la presidencia. Las últimas encuestas como las presentadas por la Friederich Ebert Stiftling: Delphi, o nacionales como las de Diagnosis muestran un mayor acercamiento a la imagen de Arce a diferencia de Morales. Este tipo de datos nos hacen entender de que el anti evismo es todavía más fuerte inclusive que el anti masismo en muchos sectores sociales. Este tipo de datos nos demuestran que la potabilidad de Evo todavía es baja, pero que podría crecer a partir de una estrategia política electoral a largo plazo, pero con objetivos específicos a las elecciones del año 2030.

Juan Domingo Perón decía que conducir es distinto a mandar. Mandar es obligar, conducir es persuadir. La conducción solo se aprende a través del sometimiento a una disciplina científica para abarcar el panorama y comprenderlo al momento de actuar. Eso lleva justamente a la diferencia entre una persona con olfato político y un animal político. Estamos entrando en tiempos donde la cautela, la razón y deseo del pueblo son importantes al punto de tomar nuestras decisiones. 

No miremos solamente el pasado, sino todo el horizonte.

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