El PIT CNT resolvió por una exigua mayoría de 16 votos, contra otros 14 y 14 más se abstuvieron iniciar campaña por un plebiscito sobre jubilaciones y pensiones. No se puede decir por cierto que fue por una mayoría importante, para una iniciativa de lo elemental es que haya mayorías mucho más allá de las estatutarias. Ni siquiera es una mayoría de sindicatos de las corrientes mayoritarias. El plebiscito se realizará en caso de superar las 250 mil firmas en conjunto con las elecciones nacionales de octubre del 2024.
Considero este plebiscito un GRAVE ERROR, de los más peligrosos que se pueden cometer en este momento, de un profundo sentido reformista y sin sentido estratégico, que antepone un tema parcial, importante, pero parcial y compromete un avance fundamental de la izquierda y el progresismo en el Uruguay. La mayoría que se formó en el PIT CNT es demostrativa de este hecho.
Las cosas hay que decirlas antes y no importa el dolor y los riesgos, hay que decirlas no para lavarse las manos, sino porque inciden en la vida de los uruguayos, en algunos para mal, muy mal y otros para bien, me refiero a las minorías interesadas en que todo siga como está. Estoy seguro que ellos actualmente en el poder, no están en absoluto preocupadas por este plebiscito, festejan, silenciosamente.
Introducir un debate sobre la legalidad, la conveniencia de que un tema de este tipo se incluya en la Constitución de la República, será sin falta un factor de distorsión de los temas centrales del debate de la campaña electoral hacia las elecciones del 2024 y pondrá en riesgo su resultado.
La del 2024 no será una batalla fácil, aun con todos los nefastos resultados y horrores de este gobernó, los que ante las encuestas saltan de contentos, tienen poca memoria y no analizan los procesos en su conjunto.
La nefasta ley de jubilaciones y pensiones debe ser anulada, como corresponde por otra ley aprobada por otro gobierno y con otro método, es decir recurriendo a un auténtico debate y participación nacional. Es posible que de ese debate no haya un acuerdo total, es más no lo habrá y por ello se necesita otro gobierno, para recoger las opiniones y determinar una ley con justicia para todo, en primer lugar para el país, para los jubilados y pensionistas y para toda la previsión social pero para el progreso general del país. No un conjunto de parches retrógrados, como la ley vigente y las situaciones de grave crisis de la Caja Bancaria y de los Profesionales.
No es solo una ley importante y grave en sus consecuencias, sino un elemento simbólico importante, es como pensamos gobernar a partir del 2025, como cada problema debe encararse con una visión de urgencia, pero de futuro, de perspectiva y con amplios bloques sociales y políticos, para que tengan los efectos necesarios en el desarrollo del país, de su futuro.
Hay muchos frentes en los que tendremos que actuar, por la situación del país, por los grandes objetivos trazados en el programa del FA y por las consecuencias de los "cinco mejores años de nuestras vidas". Y falta un año y medio...
Es un grave error coherente, adoptado por un conjunto de fuerzas políticas de izquierda en el Frente Amplio y en el movimiento sindical, que no se distrajeron o tuvieron un leve desliz, lo han pensado muy bien y han tenido todas las oportunidades de analizar sus peligros y sus consecuencias, actuales y futuras, sobre este tema y sobre otros posibles temas.
No es casual que los que apoyan el plebiscito constitucional, coincidan en otros temas muy sensibles, como candidaturas y otros.
No se trata solo de las jubilaciones y pensiones, es un paso más al considerar que los cambios se pueden imponer a través de reformas constitucionales, no sucede solo aquí sino en otras latitudes con resultados desastrosos, aun con todas las diferencias.
Hipótesis a. El FA no gana las elecciones del 2024, y si se gana el plebiscito contra la ley de jubilaciones, Un desastre monumental, porque, sin lugar a dudas la reglamentación posterior estará en manos de un gobierno totalmente contrario a los intereses de los jubilados y pensionistas y de los trabajadores y de un gran número de empresarios. Y retrocederemos todavía más en todos los frentes. Y nadie se hará cargo.
Hipótesis b. El FA gana las elecciones, pero se pierde el plebiscito, lo que ata las manos políticamente y algo más para realizar los cambios legales y metodológicos necesarios y de gran impacto programático en toda la labor del futuro gobierno. Y nadie se hace responsable.
Hipótesis c. Gana el FA y gana el plebiscito. Es jugar al todo o nada y sobre todo es quitarle al futuro gobierno la posibilidad y la necesidad de una nueva metodología de fundamental importancia para las grandes reformas, algunas derivadas de las heridas y desastres dejados por el actual gobierno.
Miremos desde otra perspectiva, no habría una plebiscito, sino dos, el que promueve Cabildo Abierto, es decir que convalidamos que temas que deben obligatoriamente ser obra y responsabilidad de los gobiernos (Poder Ejecutivo y Parlamento) sean utilizados como herramienta electoral y elevados a nivel de una reforma constitucional. Contribuimos al desorden institucional, político y contribuimos a la demagogia. Un combo destructivo.
Y lo peor de todo, ponemos en peligro, debilitamos las posibilidades de un cambio fundamental para el Uruguay, un gobierno auténticamente de izquierda y progresista, la creación de nuevas mayorías sociales, políticas y culturales, que derroten no solo electoralmente sino en todos los planos a la derecha y a la derecha centro. Esto reclama una profunda batalla ideológica y cultural, en la que tenemos serios retrasos. Y debilidades.
Promover este plebiscito es profundamente reformista, porque antepone un tema puntual, específico, importante pero notoriamente mucho menos importante que la batalla por ganar un gobierno progresista y capaz de cambios, reformas y avances muy importantes duraderos y sostenibles en los frentes principales de la realidad uruguaya.
Confundir este plebiscito con el referéndum para derogar los 137 artículos de la LUC, es además de un primitivismo básico otro grave error.
El referéndum derogaba una parte importante de una ley, pero no incorporaba a la constitución temas que no deben estar a ese nivel en la carta magna y tenía la virtud de colocar en el debate un momento muy especial, un conjunto de temas muy importantes de la labor del gobierno, de su programa de derecha. Y fue una gran iniciativa con excelentes resultados aunque no se haya derogado la LUC. Contribuyó a cambiar el clima y el estado de ánimo social y político y salir del sopor de la derrota electoral de la izquierda política y al movimiento sindical. Los hechos están a la vista.
Ellos ganaron el referéndum por un soplo y no festejaron, nosotros perdimos el referéndum por el mismo soplo y festejamos y nos dimos un gran empujón en todos los frentes.
Ellos, los del bloque conservador, menean poco el tema de la victoria, porque en realidad todo lo que prometieron con la LUC se lo llevó el barbudo, ni en la inseguridad galopante, ni en la oferta de viviendas, ni en la educación, ni en los indicadores económicos y en muchos otros temas se cumplieron sus promesas. Las principales.
Y nosotros deberíamos aprender una buena lección, tratar de empaquetar al inicio del gobierno en una sola ley todos los principales objetivos es muestra de debilidad y de arrogancia, hace falta gobernar en diálogo con la gente, con protagonismos sociales y políticos fundamentales. Y sin esquemones facilongos. Como la LUC o las reformas constitucionales a troche y moche.
Esteban Valenti.
Via UYPRESS
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay
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