1. Susana, ¿lo de Caruso Lombardi sienta un precedente en tu opinión? ¿Por qué?
2. ¿En qué punto está la sociedad uruguaya actualmente en lo que se relaciona con el combate al racismo, tanto del punto de vista institucional - legislación y acciones del estado - como social?
3. Aunque el caso de Caruso Lombardi haya tenido un rápido desenlace y fuerte rechazo social, no ha tenido la repercusión duradera de otros hechos incluso menos transcendientes en Uruguay. Se habló del tema por poco más de 24h y después desapareció por completo del debate público. Mi percepción es que en Uruguay el racismo sigue siendo un "no tema", un tabú que no se termina de enfrentar pero me gustaría tener tu percepción sobre esto. ¿Se seguirá viendo este episodio como um "caso aislado"?
La investigación fiscal inmediata ante flagrante acto de racismo en un partido de fútbol, sienta un precedente importante. Esperamos que sirva al menos para que desde el sistema político y jurídico pongan atención en el deporte especialmene el fútbol, pretexto para agresiones, homicidios, violencias de toda índole y lamentablemente, también vía para desnudar odios étnico raciales. Es una problemática uruguaya y se podría decir mundial.
En nuestro país, son incontables los episodios de racismo que se desconocen y pasan desapercibidos además por inoperancia del poder policial y judicial que ignoran algunas leyes o carecen de formación en su instrumentación o eventual implementación si es que existe. Las víctimas también se ven desalentadas a denunciar por falta de eco en las autoridades competentes, o carencia de sensibilidad y de capacitación para afrontar estas lesiones a los derechos humanos, que como consecuencia, se transforman en tristemente endémicas. Quienes sufren la agresión no denuncian porque “para qué” si igual “nunca pasa nada”. Esto tiene doble efecto negativo: actua como freno a la visibilización del hecho, y favorece la impunidad del que “negrea” como se dice vulgarmente, ofendiendo a la comunidad afrodescendiente en su identidad étnica y valores.
Es urgente e imprescindible actuar de forma proactiva en la prevención del delito de actos de odio y/o de incitación al odio en razón del color de piel como legisla el derecho positivo uruguayo. La expresión “negro” o “negra” -asociada a insulto usando el fenotipo racial como sustantivo- configura actos que atentan contra la paz pública, tal y como lo cita la ley penal Art. 149 ter. CP.
¿Se debería legislar más claramente contra el racismo y la discriminación racial? Posiblemente, siempre se puede mejorar una ley, aunque lo que hay alcanza si hay sensibilidad y conocimientos. También opinamos que sería pedagógica una sanción pecuniaria, o sea que fueran multadas en dinero las personas que comentan delito de racismo, tal vez empezarían algunos a tomar conciencia por el “trauma” del bolsillo adolorido. Dado que se reiteran los violentos, incluso podría juntarse un fondo considerable como para solventar aulas de DDHH y enseñanza inclusiva, antiracista, pluriétnica y multicultural.
ES NECESARIO INVERTIR EN PAZ Y CONVIVENCIA PARA EL DESARROLLO SOCIAL. NO PERMITAMOS QUE LA EXCLUSIÓN SE HAGA COSTUMBRE. LO QUE SEA QUE SE ESTÉ HACIENDO, NO ALCANZA PARA FRENAR EL RACISMO EN EL DEPORTE.
En la población están peligrosamente naturalizadas las teorías supremacistas. Las jerarquías culturales se han enraizado de tal forma en las sociedades llamadas “modernas” que el trabajo de campo y la experiencia nos obligan a celebrar con mucha prudencia cada logro. En asuntos de los derechos de la negritud, se avanza tres pasos y se retroceden cien, porque la violencia racista tiene promotores y centinelas. No sólo existen la desigualdad estructural y sus defensorías, sino que se van reinventando nuevas formas de perpetuar y agudizar las dificultades de inserción social que sufren las personas afrodescendientes visibles.
En el caso concreto del estadio Belvedere, fuimos interrogados y enterados por la prensa como sociedad civil afro, lanzando un fuerte comunicado público exhortando a la actuación de la justicia penal de forma urgente para que el escandaloso hecho de racismo flagrante no quedara impune. ATABAQUE, colectivo organizado hace casi tres décadas en la defensa de lo sagrado afro, se alegra de haber estado atentos y activos en una denuncia pública puntual, que fue determinante en la posterior derivación judicial.
Destacamos; Si bien la violencia racial en el deporte con énfasis en el fútbol, en Uruguay está terriblemente normalizada y obviamente es resultado del racismo estructural, no recordamos un episodio con acciones investigativas impulsadas casi directamente por Fiscalía e inmediatamente posteriores al hecho concreto. También la repercusión mediática fue interesante.
Igualmente no nos damos por satisfechos, somos muchas y algunas muy antiguas las ongs afro que combatimos este flagelo social desde la prevención y la información de igualdad de derechos y oportunidades, se han logrado acciones afirmativas, políticas públicas y legislación local e internacional refrendada, sin embargo, el llamado imaginario social sigue siendo racista. Y siempre nos toca actuar apagando incendios, casi nunca logramos evitarlos.
Para testear lo atravesados que estamos por una categorización racializada de la existencia humana, encima de lo que hizo, y luego de sus declaraciones en fiscalía, el protagonista dijo que “no le gustó” que sus insultos fueran tildados de racistas.
Penoso, aunque es de esperar que un racista se sienta impune y no reconozca la gravedad de su accionar, que ven en el mejor de los casos “gracioso”, “cariñoso” o como un insulto más del vocabulario vulgar, ideología y filosofía instalada en el racismo sistémico para disculpar la brutalidad de la discriminación. En temas de agresiones por el color de la piel, es llamada “rara” la víctima que exige dignidad porque “lo normal” es la falta de respeto trivializada en terminología popular menoscabante y como parte del folcklore.
Posiblemente la masividad del caso al tratarse de una disputa de primeras divisiones, televisada y asistida por multitudes que además fue viralizado en redes, con actuación de funcionarios policiales expresamente pautados para el encuentro que informaron, sumado a las sanciones de las autoridades del fútbol uruguayo, haya sido parte de un contexto en el cual era casi imposible la indiferencia del Poder Judicial.
Aún así ocupó los titulares dos días o tres porque fue desplazada la info por un nuevo escandalete protagonizado por la autoridades del gobierno multicolor.
Es año de elecciones y las novedades partidarias copan los medios. Estamos en plena campaña electoral para las internas de los partidos políticos y el partido de gobierno; léase coalición derechista; un día sí y otro también se ve envuelta en gravísimos acontecimientos de corrupción que salen a luz y comprometen a sus referentes máximos involucrados con historias de narcos y directamente vinculados a presiones ilegales hacia los poderes estatales.
Es casi un “golpe de Estado” tácito que alguien a nivel del Poder Ejecutivo sea “descubierto” in fraganti por interceptación telefónica, buscando favorecer a un acusado de abusos a menores de su partido nacionalista, arrinconando a una fiscal para manipular la situación jurídica del imputado.
Pensamos que en este caso una “noticia” a ese nivel -la de la renuncia a la que se vio obligado el director del partido del presidente de la República- opacó, y dejó atrás la otra que tal vez por su implicancia futbolera, tenga de igual modo chances de ser visibilizada en otros momentos con la necesaria atención. Aprovechemos la coyuntura entonces.
Es histórico el sistema dominante opresor, se formó con las instituciones. Deberá ser también una lucha histórica y centenaria la batalla de ideas por justicia social, tal vez la que al menos tienda a aliviar inequidades centenarias.
Vía https://www.theguardian.com/world/article/2024/jun/03/uruguay-football-racist-slur?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR0STAuWRfVzpMZ8tUKrTRowhhgerEJcKzoXN_L_BFiWFmt5P6byUvAv8Dw_aem_AbAf7hSzTUlkpyaZSBm7GZEFculQAn10lCqjppgGImV0jS4cDvq56Acqz_cizBiR2o94uThJdqtgIne5E7HVAS3F
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