Respuesta a la campaña “Ni genocidas ni esclavistas” de la ACdP
He leído con atención la campaña lanzada por la Asociación Católica de Propagandistas, que bajo el lema "1492. Ni genocidas, ni esclavistas: fueron héroes y santos", pretende reivindicar la figura de los llamados “descubridores” de América. Si bien es legítimo tener una visión positiva de ciertos aspectos de la historia, es igualmente necesario abordar el pasado con rigor y honestidad. Negar las atrocidades cometidas durante la colonización no solo es una distorsión de los hechos, sino también una falta de respeto hacia los millones de víctimas que sufrieron sus consecuencias.
La realidad de la colonización: genocidio y esclavitud
Antes de 1492, el continente americano albergaba civilizaciones avanzadas con estructuras sociales, políticas y religiosas bien establecidas. Los pueblos indígenas de América tenían un profundo conocimiento en campos como la astronomía, la arquitectura, la agricultura y la medicina. Sin embargo, tras la llegada de los colonizadores europeos, estas civilizaciones fueron desmanteladas sistemáticamente mediante la violencia, la explotación y la imposición forzada de la religión católica.
No podemos olvidar los millones de indígenas que fueron esclavizados o forzados a trabajar en condiciones inhumanas en las minas y haciendas, bajo el sistema de la encomienda, que en la práctica fue una forma de esclavitud. En el caso de las minas de Potosí, se estima que más de 8 millones de indígenas murieron debido a las condiciones extremas de explotación. Según cifras estimadas, entre 1500 y 1800, España extrajo unas 185,000 toneladas de plata y 20,000 toneladas de oro de América, enviando estas riquezas a Europa, mientras que los pueblos indígenas morían en masa.
Bartolomé de las Casas: una denuncia desde dentro
Uno de los más grandes defensores de los derechos de los pueblos indígenas fue Bartolomé de las Casas, un fraile dominico que presenció las atrocidades cometidas durante la colonización. En su obra "Brevísima relación de la destrucción de las Indias" (1552), Las Casas denuncia las masacres, torturas y explotación de los indígenas a manos de los conquistadores españoles, describiendo lo que él mismo consideraba un genocidio. Las Casas, quien fue testigo directo de estos abusos, refuta cualquier intento de glorificación de los conquistadores como “héroes” o “santos”, ya que, según sus palabras, “los indios morían por miles, agotados por el trabajo forzado, las malas condiciones y los castigos brutales”.
La imposición religiosa y cultural
Uno de los principales argumentos de la campaña de la ACdP es que los descubridores tenían como objetivo principal "extender el cristianismo". Sin embargo, esta "evangelización" fue en muchos casos violenta y destructiva. Los templos y lugares sagrados indígenas fueron demolidos, y sus religiones, demonizadas. Los indígenas fueron obligados a adoptar una fe que no comprendían, y aquellos que se resistían eran sometidos a castigos severos o incluso ejecutados. La imposición del catolicismo no fue una "promoción de la dignidad humana", sino una herramienta de dominación que destruyó las creencias, costumbres y modos de vida de las sociedades nativas.
La leyenda negra y la verdad histórica
Es cierto que la "leyenda negra" ha sido utilizada históricamente para desacreditar a España, pero eso no significa que debamos negar los hechos. La colonización fue un proceso brutal que diezmó a la población indígena. Antes de la llegada de los europeos, se estima que la población indígena en América rondaba los 60 a 70 millones de personas. Un siglo después, esa cifra había caído drásticamente debido a las enfermedades traídas por los europeos, la guerra, la explotación y las masacres. Las consecuencias fueron desastrosas para las sociedades indígenas, que perdieron no solo su población, sino también gran parte de su patrimonio cultural y espiritual.
Negar o minimizar estas realidades es una forma de revictimización. Aún hoy, las comunidades indígenas luchan por el reconocimiento de sus derechos y por la reparación de los daños históricos. Celebrar la "gesta española" sin considerar las profundas heridas que dejó en América es perpetuar una visión eurocéntrica y colonial de la historia.
Conclusión: memoria y justicia
La historia de la mal llamada América Latina no puede entenderse sin reconocer el trauma de la colonización. No fue un proceso de "civilización" o "redención" para los pueblos indígenas, sino una tragedia marcada por el genocidio, la esclavitud y la imposición cultural. Es importante que enfoques como el de la ACdP sean contrastados con los hechos históricos, para que podamos comprender el verdadero alcance de lo que ocurrió durante la colonización y cómo sus efectos continúan hasta hoy.
La historia debe ser un lugar de memoria y justicia, no de negación. Por eso, es crucial seguir denunciando los abusos cometidos y recordar a las víctimas de este trágico capítulo de la humanidad.
Lic Ruben Suárez Director
RedContactoSur
Articulo https://www.acdp.es/desmontamos-la-leyenda-negra-ni-genocidas-ni-esclavistas/
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