suscripciones

4/09/2023

饾檧饾櫋 饾櫂饾櫑饾櫈饾櫒饾櫓饾櫈饾櫀饾櫍饾櫈饾櫒饾櫌饾櫎 饾櫘 饾櫒饾櫔饾櫒 饾櫑饾櫄饾櫋饾櫀饾櫂饾櫈饾櫎饾櫍饾櫄饾櫒 饾櫂饾櫎饾櫍 饾櫋饾櫀 饾櫑饾櫈饾櫐饾櫔饾櫄饾櫙饾櫀, 饾櫋饾櫀 饾櫔饾櫒饾櫔饾櫑饾櫀, 饾櫄饾櫓饾櫂饾櫄́饾櫓饾櫄饾櫑饾櫀

 饾檧饾櫋 饾櫂饾櫑饾櫈饾櫒饾櫓饾櫈饾櫀饾櫍饾櫈饾櫒饾櫌饾櫎 饾櫘 饾櫒饾櫔饾櫒 饾櫑饾櫄饾櫋饾櫀饾櫂饾櫈饾櫎饾櫍饾櫄饾櫒 饾櫂饾櫎饾櫍 饾櫋饾櫀 饾櫑饾櫈饾櫐饾櫔饾櫄饾櫙饾櫀, 饾櫋饾櫀 饾櫔饾櫒饾櫔饾櫑饾櫀, 饾櫄饾櫓饾櫂饾櫄́饾櫓饾櫄饾櫑饾櫀


«En su momento, algunas figuras del movimiento obrero como Henry Hyndman, l铆der populista de la Federaci贸n Democr谩tica (FD), plantearon la idea de que el cristianismo primitivo siempre luch贸 contra la «esclavitud» y la «injusticia», y que, en suma, la instituci贸n cat贸lica «siempre mir贸 por los pobres» (sic):


«Que la influencia de la Iglesia Cat贸lica fue, en general, utilizada en el inter茅s del pueblo contra las clases dominantes, ahora apenas puede ser discutido; ni que la igualdad de condiciones para empezar en su propia organizaci贸n fue una de las grandes causas de su extraordinario 茅xito a lo largo de las llamadas edades oscuras. El catolicismo, en su mejor 茅poca, suscit贸 una protesta continua contra la servidumbre y la usura, tal como el cristianismo primitivo, en su mejor forma, hab铆a denunciado la esclavitud y la usura tambi茅n. Pero las tendencias econ贸micas eran demasiado fuertes para que cualquier protesta pudiera ser bien considerada en un principio». (Henry Hyndman; Inglaterra para todos, 1881)


Este autor, para quien no lo sepa, era un antiguo conservador convertido al marxismo, aunque ni Engels ni Marx le tuvieron nunca en gran estima, como demuestra las fuertes cr铆ticas que recibi贸 de parte de estos dos. V茅ase la recopilaci贸n de Manuel Salgado Mu帽oz en su subcap铆tulo: «La caracterizaci贸n de Hyndman formulada en las cartas de la MECW» en su obra «Clase o pueblo» (2017).


Esto chocaba con la visi贸n de un Karl Kautsky m谩s maduro, quien en su obra magna «Or铆genes y fundamentos del cristianismo» (1908) consider贸 que era muy necesario comprender las semejanzas, pero sobre todo las diferencias entre los conflictos antiguos y contempor谩neos. Para 茅l, tratar de equiparar sin m谩s las luchas de estos movimientos religiosos con los movimientos pol铆ticos del proletario moderno, no solo es un acto mec谩nico y simplista, sino que, adem谩s, suele esconder motivaciones destinadas a justificar el actuar presente:


«El cristianismo en sus principios era, sin duda alguna, un movimiento de las clases empobrecidas de los m谩s variados tipos, que pueden denominarse por el t茅rmino com煤n de «proletarios», siempre que esta expresi贸n no se entienda como significando solamente a los trabajadores asalariados. (...) El 茅nfasis puesto sobre las condiciones econ贸micas, que es un corolario necesario de la concepci贸n materialista de la historia, nos preserva del peligro de olvidar el car谩cter peculiar del antiguo proletariado, simplemente porque captamos el elemento com煤n de ambas 茅pocas. Las caracter铆sticas del proletariado antiguo eran debidas a su peculiar posici贸n econ贸mica, la cual, a pesar de sus muchas semejanzas, sin embargo, hac铆a que sus aspiraciones fueran completamente diferentes a las del proletariado moderno. Mientras la concepci贸n marxista de la historia nos protege del peligro de medir el pasado con el est谩ndar del presente y agudiza nuestra apreciaci贸n de las peculiaridades de cada 茅poca y de cada naci贸n, tambi茅n nos libra de otro peligro: el de tratar de adaptar nuestra presentaci贸n del pasado al inter茅s pr谩ctico inmediato que estamos defendiendo en el presente. Ciertamente que ning煤n hombre honrado, cualquiera que sea su punto de vista, permitir谩 el ser descarriado por un enga帽o consciente sobre el pasado». (Karl Kautsky; Or铆genes y fundamentos del cristianismo, 1908)


Otra interpretaci贸n t铆pica de los or铆genes de esta religi贸n es la de pensar que la instituci贸n cat贸lica manipul贸 la esencia revolucionaria del cristianismo primitivo. En este sentido, ¿c贸mo eval煤a la «L铆nea de Reconstituci贸n» (LR) los primeros pasos del cristianismo a nivel hist贸rico? ¿Qu茅 fuentes recomiendan para su estudio? Por lo visto, recomendar a su p煤blico las idealizaciones de un te贸logo de la liberaci贸n mexicano sobre este tipo de fragmentos les parece una buena idea, ¿por qu茅 no?


«@_Dietzgen: Recomiendo encarecidamente este librito, que como dice el autor es «un manifiesto» que «quisiera hacerse o铆r de todos los pobres de la tierra». Me atrever铆a a decir que es de las lecturas que m谩s gratamente me ha sorprendido en mi vida. (…) El autor, aunque parte de profundas convicciones cristianas, presenta una rigurosa y materialista ex茅gesis de los textos b铆blicos, demostrando c贸mo la Iglesia los ha manipulado durante siglos, borrando todas las huellas de comunismo primitivo». (Comunista; Twitter, 3 de mayo de 2020)


¡La virgen! Nunca mejor dicho. ¡S铆 que debe de ser mala la literatura que acostumbra a leer este hombre para recomendar tal cosa! Estos seres no ven demasiado problema en el cristianismo como ideolog铆a, sino en el posterior desarrollo de la Iglesia Cat贸lica como instituci贸n de poder, algo en lo que est谩n de acuerdo Has茅l y personajes similares, como m谩s tarde veremos. A esto deber铆amos preguntarnos lo siguiente: ¿realmente necesitamos a un autor de la teolog铆a de la liberaci贸n −que intenta conjugar revoluci贸n y religi贸n− para saber que la instituci贸n eclesi谩stica censur贸 y manipul贸 los textos y persigui贸 a las distintas herej铆as que no aceptaban su credo? En absoluto, en su d铆a ya existieron marxistas que se帽alaron este aspecto con vehemencia:


«Cuando la secta alcanz贸 una determinada organizaci贸n, cuando lleg贸 a abrazar toda una Iglesia, en la que tuvo que dominar una tendencia espec铆fica, uno de sus primeros trabajos fue delinear un canon fijo, un cat谩logo de todos aquellos primitivos escritos cristianos que reconoci贸 como genuinos. Por supuesto 煤nicamente fueron reconocidos aquellos escritos que hubieron sido escritos desde el punto de vista de esta tendencia dominante. Todos aquellos Evangelios y otros escritos conteniendo un cuadro de Jes煤s que no estuviese de acuerdo con esta tendencia de la Iglesia, fueron rechazados como «her茅ticos», como falsos, o, al menos, ap贸crifos, y, no siendo por consiguiente dignos de confianza, no fueron diseminados, siendo eliminados en todo lo posible; los manuscritos fueron destruidos, con el resultado de que muy pocos quedaron en existencia. Los escritos admitidos al canon fueron «editados» a fin de introducir la m谩s grande uniformidad posible, pero afortunadamente la edici贸n fue hecha con tan poca habilidad que todav铆a salen a luz, aqu铆 y all铆, rastros de anteriores y contradictorias relaciones que nos permiten suponer el curso de la historia del libro. Pero la Iglesia no consigui贸 su objetivo, que era el de obtener de este modo una uniformidad de opiniones dentro de ella; esto fue imposible. Las variables condiciones sociales estaban siempre produciendo nuevas diferenciaciones de opiniones y aspiraciones». (Karl Kautsky; Or铆genes y fundamentos del cristianismo, 1908)


En todo caso, ¿cu谩l es ese «comunismo primitivo» con ecos en el cristianismo del que tanto se habla? Este Dietzgen, monaguillo de la «Iglesia de la Reconstituci贸n del Comunismo», posteaba orgulloso los siguientes trazos del Antiguo Testamento, es decir, un texto can贸nico que siempre fue aceptado por los primeros cristianos:


«Por amor a la ganancia han pecado muchos, el que trata de enriquecerse desv铆a la mirada. Entre dos piedras juntas se clava una estaca, y entre venta y compra se introduce el pecado». (Biblia; Eclesi谩stico 27, 1-2, escrito entre el 200 y el 175 a. C.)


Algunos otros se refieren con frecuencia a esta otra cita del Nuevo Testamento donde Jes煤s combate a los comerciantes y los expulsa del templo por «ladrones», algo que toman como s铆mbolo inequ铆voco de que el cristianismo era y es una religi贸n de los pobres:


«Llegaron a Jerusal茅n; y entrando Jes煤s en el templo, comenz贸 a echar fuera a los que vend铆an y compraban en el templo; volc贸 las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vend铆an las palomas, y no permit铆a que nadie transportara objeto alguno a trav茅s del templo. 17 Y les ense帽aba, diciendo: «¿No est谩 escrito: «Mi casa ser谩 llamada casa de oraci贸n para todas las naciones? Pero ustedes la han hecho cueva de ladrones». (Biblia; Marcos 11:15-18, escrito entre el 60 d. C. y el 70 d. C.)


¿Y qu茅 quiere decir todo esto? Aqu铆 lo que se recomienda es que uno sea buen creyente, enriqu茅cete, ¡pero todo dentro de un orden! Actos como el comerciar y especialmente la usura son demasiado «pecaminosos». Como luego oficializar铆an los patriarcas cristianos, ¡prestar dinero es «jugar con el tiempo», un «don que solo controla Dios»! El colmo del absurdo es pensar, como hicieron los seguidores de la teolog铆a de la liberaci贸n, que Yahv茅, como ente omnisciente, ya conoce de antemano que la especulaci贸n financiera del capitalismo ser谩 un martirio para sus hijos dos miles a帽os despu茅s, por eso ya promete a estas criaturas, los prestamistas, una muerte sangrienta en el Antiguo Testamento (Ezequiel 18:13). Entonces, preguntar谩n algunos, ¿qu茅 otra opci贸n hay, Se帽or, para poder salir adelante? Tomen nota, hijos, pues seg煤n reza el Antiguo Testamento, ¡mejor lim铆tense a esclavizar a otros pueblos!:


«Los esclavos y esclavas de vuestra propiedad los adquirir茅is entre los pueblos circundantes. O bien entre los hijos de los criados emigrantes que viven con vosotros, entre sus familias nacidas en vuestro territorio. Ser谩n propiedad vuestra. Se los dejar谩s en propiedad hereditaria a los hijos que os sucedan. Os pod茅is servir de ellos siempre, pero a vuestros hermanos israelitas no los tratar茅is con dureza». (Biblia; Lev铆tico 25, 44-46, escrito entre el 538 y 332 a. C.)


¡Hermosa doctrina liberadora que promueve la guerra y esclavizaci贸n de pueblos ajenos! Sin duda parece ser que este tipo de fragmento y otros del Nuevo Testamento ha generado mucha confusi贸n, creando este mito de que el cristianismo siempre fue contrario a los ricos en cualquier momento y lugar, pero no hay nada m谩s lejos de la realidad:


«Si quieres ser perfecto, ve all铆, vende lo que tienes y d谩selo a los pobres. (…) Les aseguro que dif铆cilmente un rico entrar谩 en el Reino de los Cielos. S铆, les repito, es m谩s f谩cil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». (Biblia; Mateo 19, 23-30, escrito entre los a帽os 80 y 90 d. C)


Volviendo al tema central, debemos detenernos mismamente en el Nuevo Testamento, el cual a priori se considera como otro conjunto de libros en contra de los ricos y poderosos. Empero, all铆 podemos encontrar peque帽as historietas que hoy podr铆an adoptar con gusto los «nuevos emprendedores» para reafirmar sus creencias. En Lucas XIX-11-26 el mism铆simo Jes煤s anima a los suyos a que sigan las ense帽anzas del noble y los siervos. Esta historia se basa en que, mientras el noble va a ser coronado y debe ocuparse de unos asuntos, dota a diez de sus siervos de una mina para cada uno −una moneda de origen babil贸nico− y los anima a negociar con ella hasta su vuelta. Al regresar, todos han producido ganancias excepto uno, que por miedo a perder su mina arriesg谩ndola en los negocios ha decidido guardarla en un pa帽uelo hasta la vuelta del noble. ¿Y qu茅 ocurre? El noble complacido recompensa con m谩s propiedades a los que arriesgaron y multiplicaron sus ganancias, en cambio, muy enfurecido castiga al que no arriesg贸 arrebat谩ndole la mina que le otorg贸 en su nombre. La historia finaliza con una frase: «Os digo, que a cualquiera que tiene, m谩s le ser谩 dado, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitar谩». La conclusi贸n es que hay que seguir los designios de Dios sean cuales sean, y que, por supuesto, en los negocios «El que no arriesga no gana», y que cuanto m谩s rico m谩s privilegios te llover谩n. ¡Preciosa par谩bola!


N贸tese que la palabra «siervo» en el Antiguo o Nuevo Testamento a veces es un eufemismo de los traductores posteriores para denominar la palabra esclavo. Hay tramos muy expl铆citos:


«Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones». (Biblia; Tito 2:9-10, escrito en el 80 d.C.)


Y hay m谩s, por si alguien tiene dudas de la t铆pica controversia entre Nuevo y Viejo Testamento, nuestro «revolucionario» Jes煤s, en referencia al Viejo Testamento, es decir, a las leyes jud铆as adaptadas al cristianismo, nos advert铆a que estas eran sagradas, adoptando un rol claramente conservador:


«No pens茅is que he venido a abolir la ley o los profetas. No vine para abolir, sino para cumplir. Os aseguro que, mientras duren el cielo y la tierra, ni una y ni una tilde de la ley dejar谩 de realizarse». (Biblia; Evangelio seg煤n Mateo 5, 17-18, 80 d. C.)


No es ning煤n secreto que muchas de las sectas jud铆as y ascetas que influenciaron al cristianismo primitivo, como los esenios, gn贸sticos y otros, efectivamente condenaban radicalmente la riqueza material −vincul谩ndolo los bienes de la vida terrenal como soberbia o un apego al mundo material inadmisible−, algo que ya document贸 el historiador romano Flavio Josefo del siglo I. Pero no menos cierto era que estos resquicios de comunismo primitivo eran muy puntuales, pues como se帽al贸 Kautsky en su obra «Precursores del socialismo moderno» (1895): «Se trataba s贸lo de un comunismo de consumo, no de producci贸n». Es decir, que los primeros cristianos acostumbraban a aceptar por ejemplo la esclavitud perfectamente, pero exig铆an que hubiera una cierta redistribuci贸n de los bienes y riquezas de la sociedad: «Los poseedores deben conservar y explotar sus medios de producci贸n, sobre todo su tierra; pero cualquier medio de consumo que poseyeran y adquirieran −comida, ropa, vivienda y dinero para comprar tales cosas− deb铆a ponerse a disposici贸n de la comunidad cristiana». Esta era una postura de caridad y equilibrio social muy propia de la 茅poca, dado que: «La alimentaci贸n p煤blica de grandes masas de necesitados o la distribuci贸n de alimentos hab铆a sido la regla en los 煤ltimos d铆as de la rep煤blica y a煤n se practicaba inicialmente en el per铆odo imperial».


Cuando el cristianismo logr贸 afianzarse, crear una organizaci贸n interna y lograr su tolerancia y posterior oficializaci贸n en el Imperio romano, sus ide贸logos y obispos lograron matizar los textos oficiales y los p谩rrafos m谩s agresivos, volvi茅ndolos abstractos o aleg贸ricos, todo a fin precisamente de ligarse al poder pol铆tico y abrirse a las clases adineradas. En cualquier caso, no debemos llevarnos a enga帽o sobre el car谩cter del cristianismo desde sus m谩s tempranos inicios. No debemos formarnos ilusiones de que en la Biblia se predique taxativamente que la fe cristiana sea incompatible con el acumular riquezas, m谩s bien todo lo contrario, solo condena algunas formas de acumular riqueza, y en concreto la usura y el comercio −por ejemplo, seg煤n Josefo Flavio, los esenios no ten铆an permitido comerciar entre s铆−. Esto era algo l贸gico debido al contexto de aquel entonces, pues como Karl Kautsky demostr贸 en su obra «Or铆genes y fundamentos del cristianismo» (1908): «La lucha entre patricios y plebeyos no era solamente una lucha entre propietarios terratenientes y campesinos, por el uso de las tierras comunales, sino tambi茅n una lucha entre usureros y deudores»; del mismo modo, el desprecio por el comercio no era propio de los pobres, sino de las clases aristocr谩ticas, en concreto de los propietarios de tierras, lo que refleja que los cristianos posteriores que redactaron estos escritos, reflejaban o asumen dichas ideas −algo que se recoge la propia Biblia de los cristianos con aquello de que en el acto de la compra y venta «se introduce el pecado»−. Esto, por tanto, condicion贸 el hecho de que los primeros cristianos recogieran este tipo de sentimientos de su ambiente m谩s inmediato». (Equipo de Bit谩cora (M-L); Sobre la nueva corriente mao铆sta de moda: los «reconstitucionalistas», 2022) 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

chat



 

Colabora

La responsabilidad de las misiones diplom谩ticas y la lealtad de los embajadores al gobierno

  La responsabilidad de las misiones diplom谩ticas y la lealtad de los embajadores al gobierno: Reflexi贸n ante el contexto actual en Bolivia ...