Vacíos de poder y sus riesgos

 Vacíos de poder y sus riesgos

Por Adolfo Mena Gonzales .

Una de las hipótesis que se tuvo durante el período del golpe de 2019 (porque hubo golpe de Estado) fue la idea referente a la “instrucción” sobre el “vacío de poder”.

Esa idea habría impulsado a la presidenta del Senado de aquel momento a presentar su renuncia al cargo (pero no al curul) bajo instrucciones superiores, dejando de esta manera un vacío de poder, ya que el presidente de la Cámara de Diputados, Borda, habría renunciado por presiones durante el secuestro y tortura de su hermano.

Mucho más allá de la sucesión, la falta de quorum, de la presión de la Policía y de militares para la renuncia de Evo Morales, algunos analistas señalaban que las condiciones estarían dadas para que, al existir vacío de poder, se pudiera suscitar un caso de “eventual toma del poder” por parte de grupos de resistencia de izquierda que, en esa coyuntura, no se dio.

Entre esa misma línea, dentro de la idea de vacío de poder estaría presente un punto crucial como fue la pérdida del poder de manera “no constitucional” por parte de Evo y el Movimiento Al Socialismo (MAS). Porque, además de tener presente ya los resultados del referéndum de 2016 (donde la opción No ganó con un 51,3%), llegar a una contienda política de dos (Evo vs. Mesa) en una segunda vuelta de únicamente dos alternativas para votar, podría llevar a un resultado similar al de 2019, o como en 2016.

Eso, lógicamente, muestra una astucia política por parte de Evo. Como lo señalaba otro compañero analista, que era mil veces mejor perder el poder de manera “no constitucional o por un golpe” que perderlo en las urnas. Eso lo sabremos con el actual caso de Argentina con Milei. Pero las consecuencias de esta jugada arriesgada trajeron consigo muertos, presos políticos, torturas, además de una corrupción realizada por el gobierno de Áñez y su séquito.

Muchos se preguntarán qué objetivo tiene recordar esto. Pues esa experiencia nos deja una gran enseñanza: lo riesgoso que son los vacíos de poder y las oportunidades que oferta para generar desestabilización dentro de un país, obviamente tomando en cuenta que esta situación de la Justicia no es nueva. Incluso deberíamos cuestionar cuando Álvaro García Linera decía: “hemos democratizado la justicia” como gran logro, y que dando la potestad de un órgano del Estado a personas que la Historia nos demostró con el golpe de Estado que no son de fiar y que lamentablemente fue una concesión del MAS para llegar a donde estamos ahora por falta de crítica interna.

La presente columna no es una defensa a los magistrados, más bien es un llamado a la crítica interna del MAS. De esos errores que se llevaron adelante por 14 años.

Ahora, esa Asamblea “radical” y “opositora” impidió que se apruebe un Reglamento para la elección de postulantes y que ahora se tenga la situación en la que estamos.

Además de recordar eso, de “democratizar la justicia”, de crear caos en la actualidad con estos vacíos de poder que solo traerán perjuicio a las mayorías con las movilizaciones y reclamos de algo que los “radicales opositores” y el MAS en años pasados fueron responsable.

Por último, debemos ser críticos con el Gobierno. Quienes debieron salir a “justificar” su autoprórroga y los desaciertos señalados debieron ser los magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional TCP y no el Ministerio de Justicia.

Asimismo, los movimientos sociales debieron haber presionado a esa “oposición de derecha” y sector “radical” para que se lleve adelante las elecciones para la aprobación del Reglamento.

Cada día que renuncia un nuevo magistrado estamos más cerca al vacío de poder. Recién a estas alturas sale el presidente del Senado a pedir una reunión para concertar lo de las elecciones, cuando tuvo meses para hacer eso.

Obviamente estos hechos solo alimentan el escenario de convulsión interna, en el que irónicamente coinciden en discurso “radicales” y la “derecha” del país.

Ya lo decía mi papá: observa muy bien a los radicales, esos siempre serán en determinado momento útiles a la derecha, así como los trotskos.

Via La Epoca