Carta de la Embajada del Estado de Palestina en Uruguay

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     Ruben Suarez Director 

Carta de la Embajada del Estado de Palestina en Uruguay

Montevideo, 29 de febrero de 2024.-

Justo esta mañana, al menos 104 palestinos hambrientos que esperaban ayuda alimentaria fueron asesinados y 760 heridos tras recibir disparos de las fuerzas israelíes en el norte de Gaza. Tan pronto como la gente se acercaba a los camiones que transportaban ayuda alimentaria, les disparaban. En los alrededores se observaron drones de ataque, disparos de fuerzas navales y vehículos blindados. Esto es lo que le queda a la gente del norte de Gaza: enfrentarse al hambre o arriesgar la vida tratando de conseguir alimentos o ayuda. A principios de este mes, un informe conjunto del PMA y la FAO sobre la seguridad alimentaria en Palestina indicaba que toda la población de Gaza sufría una inseguridad alimentaria aguda, la mayor proporción de personas jamás clasificadas como tales en cualquier zona o país del mundo. Le escribo en referencia a la Nota Blanca emitida por el Secretario General de la ONU sobre la crisis de inseguridad alimentaria en la Franja de Gaza, de conformidad con la Resolución 2417 (2018).

Lo que exige la Resolución 2417 (2018), es que el Secretario General informe rápidamente al Consejo de Seguridad cuando “el riesgo de hambruna inducida por conflictos y de inseguridad alimentaria generalizada” se produzca en un conflicto armado. De hecho, la Resolución "Recuerda el vínculo entre los conflictos armados y inseguridad alimentaria inducida por los conflictos y la amenaza de hambruna, y pide a todas las partes en los conflictos armados que cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario en cuanto a respetar y proteger civiles y procurando constantemente proteger los bienes civiles, incluidos los objetos necesarios para la producción y distribución de alimentos”, además, destaca “que la inseguridad alimentaria pueden ser factor de desplazamiento forzado y, a la inversa, el desplazamiento forzado en países en conflicto armado puede tener un impacto devastador en la producción agrícola y medios de vida... Destaca la importancia de cumplir plenamente el derecho internacional humanitario y otras normas internacionales aplicables en este contexto." Sobre todo, esa resolución es tan clara en su condena al uso de hambre como arma de guerra, ya que “Condena enérgicamente el uso del hambre entre civiles como método de guerra en una serie de situaciones de conflicto y está prohibido por el derecho internacional humanitario". Por ende, y de conformidad con esos requisitos, se ha emitido esa Nota Blanca para detallar una situación de inseguridad alimentaria aguda en la Franja de Gaza.

Al emitir esta Nota Blanca, el Secretario General ha vuelto a actuar con la responsabilidad y la seriedad que exige esta grave situación, como lo hizo cuando invocó el Artículo 99, implorando al Consejo que actuara frente a las amenazas a la paz y la seguridad causadas por la guerra de Israel contra Gaza. La Nota resalta que "al menos 576.000 personas en la Franja de Gaza están a un paso de la hambruna”.

La situación ha sido impulsada por el impacto directo del conflicto en la producción de alimentos, por el impacto indirecto en los medios de vida, los mercados y el suministro, y por los graves desafíos que plantea la entrega de suministros humanitarios y alimentos hacia y dentro de Gaza. Los altos niveles de pobreza estructural y los desafíos económicos resultantes de los 16 años anteriores de restricciones impuestas por Israel a la circulación de personas y al acceso humanitario hicieron que la población de Gaza fuera particularmente vulnerable a la inseguridad alimentaria."

Debemos detenernos por un momento y considerar lo que esto realmente significa. Lo que se siente al estar días sin comer. Imagínese un día sin un bocado de comida en el estómago.

Cómo se siente el dolor de tal hambre, los estragos que la inanición causa en el cuerpo y la mente humanos,ncombinados con el trauma de tener que huir de un lugar a otro, desplazado por la fuerza una y otra vez, sin ningún lugar seguro donde refugiarse y todo mientras está hambriento y agotado.

Lo que significa buscar comida entre los escombros, la arena y la basura, comer animales o comida entre las ratas para sobrevivir, la desesperación y la indignación absolutas.

Lo que significa para las madres y los padres escuchar a sus bebés y niños llorar de hambre día y noche, sin leche, sin pan, sin nada.

Han nacido bebés – y han muerto – en el transcurso de estos pocos meses, viviendo toda su corta vida en los horrores de este genocidio, algunos muriendo en incubadoras, al lado de otros bebés, privados de sustento y atención médica. Algunos mueren de hambre e hipotermia en los brazos de sus madres, otros quedan huérfanos y abandonados a su suerte en esta pesadilla.

Israel es el arquitecto de esta catástrofe humanitaria, que ha diseñado deliberadamente para castigar colectivamente a los 2,3 millones de palestinos de Gaza, la mitad de los cuales son niños, en grave violación del derecho internacional y de cualquier norma de decencia o moralidad. Los funcionarios israelíes lo han dicho públicamente: van a dar una lección a los palestinos en Gaza y lo están haciendo de manera deliberada

y sin sentido, violando el derecho internacional humanitario, el derecho internacional de los derechos humanos, las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General y la Orden de Medidas

Provisionales de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso presentado por Sudáfrica contra Israel en virtud de la Convención sobre Genocidio, con total desprecio.

Israel ha ignorado por completo la orden de la CIJ y continúa con sus atroces crímenes genocidas, incluido el uso del hambre como arma de guerra. Esto no es una opinión; está plenamente demostrado en los informes de las agencias humanitarias de la ONU y de muchas organizaciones internacionales humanitarias y de derechos humanos.

Que se haya permitido que esta hambruna y genocidio ocurran, y se permita que continúen durante tanto tiempo nos avergüenza a todos, dejando al pueblo palestino a merced de la potencia ocupante, que no respeta sus obligaciones en materia de Derecho Internacional Humanitario de garantizar la seguridad y el bienestar de la población civil bajo su control y, en cambio, opta por aterrorizarla, matarla, mutilarla y desplazarla.

La utilización del hambre por parte de Israel para castigar al pueblo palestino no es un secreto. Fue declarado hace meses, desde octubre de 2023, por funcionarios militares y del gobierno israelí de más alto rango, algunos de los cuales continúan alardeando tales políticas punitivas. Algunos afirman públicamente que dichas políticas acelerarán el deterioro de las condiciones humanitarias y provocarán un éxodo masivo de refugiados o “migración voluntaria” de esta “amenaza demográfica” como llaman cínicamente a nuestro pueblo. Por lo tanto, el uso del hambre como arma va de la mano con sus políticas de transferencia forzosa de nuestro pueblo de su tierra, y la amenaza de invadir Rafah aumenta los temores más terroríficos.

El uso del hambre por parte de Israel como arma de guerra se ha convertido en uno de los principales recursos de su arsenal genocida contra el pueblo palestino. Este es un hecho que no se puede ignorar, y por el cual debe haber una rendición de cuentas inmediata.

Nuestro llamado es al gobierno uruguayo, una vez más, para que no se quede al margen, para que no parezca que está apoyando las acciones de Israel y que finalmente se una al resto de la comunidad internacional, a los gobiernos y a los pueblos del mundo en apoyar los llamados globales a favor del pueblo palestino indefenso.

Nadie debería ser cómplice de este genocidio. Aquellos que saben que sus acciones y omisiones privarán al pueblo palestino de los medios para sobrevivir, incluido el acceso a alimentos y agua, y aquellos que no actúan para responsabilizar a Israel, incluso cuando comete genocidio, pierden autoridad moral y credibilidad.