Es momento de un alto el fuego que salve vidas; Israel no puede seguir matando a palestinos a sangre fría y queriendo propagar un incendio por todo Medio Oriente.
Ayer se conmemoró el 75o aniversario de las Convenciones de Ginebra, que surgieron de las ruinas de ciudades enteras, de la matanza masiva e indiscriminada de civiles, de las cámaras de la muerte, de Hiroshima y Nagasaki, como una promesa de que la luz resplandecerá en la noche más oscura, y protegerá la dignidad y la humanidad de todas las personas que se encuentren en un conflicto armado. Israel está destruyendo las Convenciones en Gaza y todas las normas existentes.
Mientras escribo estas palabras, hay militares israelíes, expertos y analistas, justificando tener el derecho a llevar a cabo ataques indiscriminados y desproporcionados contra la población civil palestina; a librar una guerra contra los civiles. Dicen que el hambre es un arma legítima de guerra.
Justifican la violación sexual en grupo y la tortura contra prisioneros como un elemento disuasorio.
Y esto no es sólo un discurso; esto es lo que Israel está imponiendo contra millones de palestinos, sin que ningún hombre, mujer o niño se salve.
Mientras el mundo le exige que deje de matar civiles, Israel los ataca en sus refugios y tiendas de campaña. Mientras la comunidad internacional le exige que permita la entrada de alimentos y medicinas, Israel propaga el hambre y las enfermedades. Mientras las organizaciones internacionales le exige que trate a los prisioneros palestinos con humanidad, Israel los tortura y los viola. Mientras las Cortes internacionales le piden que detenga sus asentamientos, Israel acelera su colonización de tierras palestinas. Mientras la comunidad internacional insta a Israel a mantener el statu quo histórico en los lugares sagrados, sus ministros y colonos profanan el Haram Al-Sharif.
Uruguay no ha exigido nada. Uruguay eligió apartar la mirada del sufrimiento del pueblo palestino. Y mientras haya Estados que no defiendan los derechos humanos y no se declaren a favor de la vida y de la justicia para todos, incluidos los palestinos, Israel seguirá desestimando las resoluciones y decisiones internacionales.
Uruguay, como Estado parte de la ONU, tenía la responsabilidad de actuar desde hace meses para detener esta impunidad. Mientras el genocidio continúa, el gobierno uruguayo tiene la responsabilidad de reaccionar, de salvar vidas y de preservar la paz y la seguridad para todos, no sólo para algunos.
Israel es un Estado rebelde, con un gobierno infecto por la impunidad de la que ha gozado hasta ahora. No tengo ninguna duda de que las aguas cambiarán, y no nos dejaremos convencer de que todos puedan actuar como si las vidas palestinas no tuvieran valor. Pero los palestinos en Gaza no pueden esperar a que cambie la marea. Su agonía debe terminar ahora, ahora mismo.
Piensen un momento en la agonía y la desesperación que ha sufrido nuestro pueblo durante todos estos largos meses de devastación, mientras el mundo observa y los deja morir.
Si bien reconocemos y acogemos con agrado el consenso internacional que desde hace tiempo exige un alto el fuego inmediato, es evidente que Israel ha tenido el derecho de veto. Esto debe terminar; Israel no puede seguir desafiando al mundo y a todas las reglas de la humanidad.
No es una coincidencia. Cada vez que el mundo presiona para que haya un alto el fuego, Israel responde con una masacre. La última fue la de la escuela/refugio de al-Tabin en Gaza, carbonizando a cientos de personas. El mensaje de Israel es claro: no se detendrá.
No hay derecho a cometer genocidio, absolutamente ningún derecho. Y advertimos a todos aquellos que contribuyen directa o indirectamente a ese aparente derecho. No hay nada que pueda justificar las acciones israelíes. Creemos que a estas alturas, nadie puede decir que esto es por los rehenes. Hace mucho tiempo que es evidente que al gobierno israelí no le importan en absoluto: los rehenes lo saben, sus familias lo saben, ustedes lo saben. Israel los está matando, los abandonó y juega con sus vidas. Netanyahu tiene otras prioridades egoístas y maniáticas.
Algo terrible está sucediendo en Israel, algo que ha convertido la justificación del genocidio, la hambruna y las violaciones en grupo en una ideología dominante. Algo horrible está sucediendo. El recuerdo del Holocausto, en lugar de servir como una barrera infranqueable contra la comisión de atrocidades, ha sido instrumentalizado para justificarlas.
A los que todavía tienen la audacia de pedirle a Israel que “investigue” sus propios crímenes como si las acciones de sus soldados no reflejaran las políticas de sus líderes militares y políticos; a los que se atreven a intentar disuadir a los tribunales internacionales de garantizar la rendición de cuentas en lugar de disuadir a los perpetradores de atrocidades: Despierten. Dejen de buscar excusas. Dejen de imaginar que pueden razonar con el gobierno israelí para que deje de matar a miles de civiles, imponer hambrunas, torturar prisioneros, colonizar y anexar nuestra tierra. Todo mientras les apelan, les llaman y les exigen que dejen de hacerlo.
Tienen que decidir qué defienden y qué rechazan. Este no es momento de justificaciones y equívocos.
Este es momento de claridad y resolución. Este es momento de apuntalar los principios y la moralidad. No abandonen sus deberes.
¿Cuándo exigirá Uruguay cuentas al gobierno israelí por sus acciones? ¿Cuándo se sancionará a los criminales de guerra?
Rechazamos toda postura que se opone a la toma de rehenes, excepto cuando los rehenes son palestinos, y sancionan a criminales de guerra, excepto cuando son israelíes.
Los palestinos están exhaustos, rodeados de muerte y horrores sin fin; saben que sus palabras no son un enemigo legítimo ante las bombas y las balas que les quitan la vida y las extremidades.
Esta ocupación y todas las políticas ilegales, inhumanas, racistas y destructivas que derivan de ella deben terminar. Uruguay debe condenar la ocupación militar de Palestina y la matanza masiva de civiles palestinos, como parte de una solución de paz justa y duradera en la región. Les reiteramos que el pueblo palestino no desaparecerá ni se rendirá. No renunciará a su legítima aspiración de vivir en libertad y dignidad en su tierra.
Instamos a Uruguay a que actúe, precisamente porque en los próximos días acudiremos a la Asamblea General de la ONU para asegurarnos de que cumpla con sus responsabilidades en virtud de la Carta, para asegurarnos que los dictámenes de la Corte Internacional de Justicia se traduzcan en voluntad política y en acciones concretas que deben implementar todas las Naciones Unidas y sus Estados Miembros, incluido Uruguay; proteger la vida de los civiles, preservar y promover la paz y la seguridad. Dag Hammarskjöld afirmó una vez: “Se ha dicho que las Naciones Unidas no se crearon para llevarnos al cielo, sino para salvarnos del infierno”.
La historia recordará que los palestinos tuvieron que vivir un infierno. Ahora, el fuego que han soportado dolorosamente durante casi un año se está extendiendo y devorando todo lo que los rodea.
Sólo hay una manera de detener un incendio provocado por el hombre: no basta con apagar las llamas,hay que detener al pirómano.
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