Del libro: “TRASFOGUERO” de Luis Alberto LACALLE
Editado por Talleres Gráficos Donostia – 1962 – Página 26
UN JEFE
Verle, para nosotros que tanto habíamos oído hablar de él a los nuestros,
fue algo muy especial.
Con un poco de atrevimiento y mucha esperanza, habíamos solicitado la
correspondiente
audiencia. Concedida esta, parecía que nunca iba a llegar
el día indicado, hasta que,
por fin estábamos entrando al Pardo.
Llegábamos con retraso para ver a la famosa guardia
mora que nos fascinara
de chicos con mil y una historias.
Correctos guardias con un uniforme
bastante común hacían sus veces. Salones y
más salones entrevistos al pasar.
Una breve espera junto al Marqués de Casa de Loja,
y no tardaron en abrirse
las puertas del despacho donde de pie y con mirada
impenetrable esperaba
Francisco Franco Bahamonde, jefe del Estado Español,
en pocas
letras “el caudillo”, nombre con el cual se le designó siempre
en casa.
De mediana estatura, vestido con castrense sencillez y elegancia.
Su uniforme
con banda roja de Capitán General a la cintura y en el pecho
una sola condecoración.
Una sola, pero suficiente para eclipsar a todas
las del mundo: la Laureada, la de
los sobrevivientes, la de los casi inmortales !
Pocos hombres han sido
traídos y llevados en el comentario del mundo.
Pocos hombres han gravitado
tanto en la escena del mundo.
Pocos han tenido tan
larga parte en los planes de la Providencia.
En la vida, en la historia como toda cosa humana, la cifra es el hombre.
Ideas,
teorías, y planes se reducen a la unidad hecha a imagen y semejanza
de Dios.
El Jefe, el Conductor, el Caudillo, eternos en el tiempo son
la sublimación
de hombre sin perder por ello su esencial carácter de ser vivo y real.
El que no concibe o no comprende la figura de un jefe, carece de un
elemento
primordial para juzgar los hechos. La raza latina es generosa
en figuras enormes.
En figuras que sin perder la dimensión de mortales,
dejan en el paso del tiempo
estampada su huella de manera particularmente
imperecedera. Antes de conocer
a Franco conocíamos ya un Jefe.
El nuestro de ayer, de hoy, y de siempre.
El caudillo de España era
el segundo. Bastó que sus ojos claros miraran con
profundidad para que
lo comprendiéramos.
Habló, más que habló,
expuso. Cuarenta y cinco extraordinarios y
maravillosos minutos.
Ni una coma de lo dicho se ha borrado de la
memoria.
El tema: España. Occidente
, la obra de veinte y tres años,
el futuro. Una mañana única en la vida.
Por ello he querido
que su recuerdo quedara grabado en estas páginas.
Y porque al
conocer a este hombre, le renovábamos la lealtad y la admiración
de tres generaciones de gente de nuestra sangre.
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Simpatía por el demonio
El 3 de junio de 1940, el dictador Francisco Franco felicitó
a Adolfo Hitler
enviándole el siguiente mensaje: “Fürher: en
el momento en que los ejércitos
alemanes bajo su mando están
llevando la mayor batalla de la historia hacia
un victorioso final,
quiero expresaros mi admiración y entusiasmo así como
el de mi pueblo,
que observa con honda emoción el victorioso curso de una
lucha
que consideran la propia, ya que lleva a término las esperanzas
que
ardieron ya en España cuando vuestras tropas se unieron con
nosotros en
la guerra contra los mismos y duros adversarios”.
Era ya un hecho probado que tropas alemanas e italianas habían
apoyado
a los militares que provocaron la guerra civil en España.
Hitler y Mussolini
extendían su dominio sobre nuevos territorios.
El Fürher se entrevistó con
Franco en la frontera hispano francesa,
en una reunión en la que
estuvieron presentes Von Ribbentrop,
ministro de Relaciones Exteriores del Reich,
y Serrano Suñer, ministro español.
Algunas versiones señalaron que “al principio
el Caudillo expresó
su satisfacción por haber conseguido conocer
personalmente al Fürher y
le agradeció todo el apoyo recibido”.
“España se ha sentido siempre unida con el Eje -manifestó Franco en esa
ocasión-; en la Guerra Civil los soldados de los tres países lucharon juntos
y una profunda unidad surgió entre ellos. Igualmente España, en el futuro,
se unirá estrechamente a Alemania porque, históricamente, habrá entre
España
y Alemania muchas fuerzas de unión y ninguna de separación”,
agregó el
dictador ibérico.
El franquismo, como el nazismo, polarizó fuerzas opuestas en todo el mundo.
La memoria no es lo que caracteriza fundamentalmente a los partidos
políticos.
Por ello, los antecedentes de simpatías hacia el fascismo suelen
dejarse de lado
. Sucede, sin embargo, que algunos testimonios
(como los citados, por ejemplo)
perduran. En Uruguay, uno de los
actuales líderes del Partido Nacional,
el doctor Luis Alberto Lacalle,
publicó hace varios años un libro,
recopilación de artículos suyos.
Uno de ellos es, sin duda, testimonio
de una ideología de la que no ha
manifestado apartarse.
Se titula “Un Jefe”, y es el relato entusiasta,
conmovido,
de su audiencia con Francisco Franco, “El Caudillo”,
nombre
con el cual siempre se le designó en casa de la familia Lacalle.
Conocerlo, afirmará el propio Lacalle, le renovó la admiración
compartida
por tres generaciones de su sangre. Conocíamos ya un Jefe,
expresa,
aludiendo a Luis Alberto de Herrera (su abuelo), “el nuestro
de ayer,
de hoy y de siempre”. El Caudillo de España era el segundo.
“Bastó que sus ojos claros miraran con profundidad para que
lo entendiéramos.
Habló, o más que habló expuso. Cuarenta y
cinco extraordinarios y
maravillosos minutos. Ni una coma de lo
dicho se ha borrado de mi memoria
-afirma Lacalle-.
El tema: España,
Occidente, la obra, el futuro. Una mañana única de la vida…
Sólo he querido que su recuerdo quedara grabado en estas líneas”,
escribió el
hoy precandidato a la Presidencia en el Partido Nacional.
La ideología y la trayectoria del dictador español son inseparables
del
núcleo de ideas del fascismo. Hay en el mundo, sin embargo,
políticos
que se dicen demócratas pero se han sentido honrados por
haber sido
recibidos por alguien que se sublevó -con apoyo
extranjero- contra las
instituciones de su país, y desencadenó una guerra civil que costó millones de vidas.
Gran cantidad de textos demuestran el acuerdo entre Hitler, Mussolini
y Franco.
En la Declaración de Postdam, documento firmado
por países que lucharon
contra el fascismo, se establece, entre otras
consideraciones, que
“el régimen de Franco no se originó como
consecuencia del desarrollo de las
fuerzas internas del país, sino
como resultado de la intervención de los
principales países del Eje,
la Alemania de Hitler y la Italia fascista,
cuya acción resultó decisiva
para imponer al pueblo español la tiranía de
Francisco Franco.
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http://elmuertoquehabla.blogspot.com.uy/2012/09/los-tentaculos-del-fascismo-en-uruguay.html
Que familia ?
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